¡Abejas y olas de calor: Un calentamiento global de problemas!

¡Hey, lectores STEAM! Sabemos que el calor del verano es agobiante, pero adivinen qué, ¡no solo los humanos estamos sufriendo! Las olas de calor que arrasaron con el suroeste de Estados Unidos y el sur de Europa este verano también le están dando dolores de cabeza a nuestras amigas las abejas y a unos bichitos llamados patógenos. Esta combinación explosiva podría tener un impacto enorme en nuestra economía y seguridad alimentaria, y aquí te explicamos cómo.

Un grupo de científicos de Penn State decidió investigar cómo estas olas de calor afectan a una relación súper importante: la de dos tipos de abejas solitarias, Osmia cornifrons y Osmia lignaria, y un protozoo patógeno llamado Crithidia mellificae. Imagina esto como una especie de guerra en el mundo de las abejas, resulta que cuando estas abejas se enfrentan al doble golpe de calor extremo y una infección previa, ¡se quedan en casa! O sea, dejan de buscar comida y claro eso no es nada bueno para nosotros, porque estas abejas son las MVPs de la polinización, lo que significa que sin ellas, nuestros cultivos se ven en aprietos.

Piensa en ello como si tu amigo se enfermara justo cuando planeaban una tarde divertida, si tu amigo no puede salir de casa, ¡tu plan se va al traste! Bueno, aquí es lo mismo: si las abejas no buscan comida, no polinizan nuestros cultivos y eso afecta a nuestra comida y economía. Estos científicos desarrollaron un experimento loco para ver cuánto calor podían soportar estas abejas, las metieron en un túnel donde a un lado hacía calor de verano intenso, como si estuvieran en plena ola de calor, y al otro lado había comida de abeja, es decir, agua azucarada y polen. Resulta que las abejas que previamente habían sido infectadas con el patógeno no eran muy valientes frente al calor, y preferían no arriesgarse a cruzar el túnel en busca de comida.

En resumen, el calor afectó tanto a las abejas como a los patógenos, pero las abejas llevaron la peor parte, el calor las volvía menos valientes y más sensibles, mientras que los patógenos apenas se inmutaban. Pero la verdadera sorpresa vino cuando miraron la relación entre las abejas y los patógenos juntos, resulta que la infección hacía que las abejas fueran aún más sensibles al calor. Una abeja sana podía aguantar hasta 109.4 grados Fahrenheit, pero después de ser infectada, su tolerancia bajaba a 98.6 grados Fahrenheit. ¡Un verdadero desastre para ellas!

Entonces, ¿qué significa todo esto? Que las olas de calor y las infecciones están causando estragos en las poblaciones de abejas, si estas temperaturas extremas continúan, podríamos tener serios problemas. Además, este caos en el mundo de las abejas podría afectarnos a todos, ya que estas pequeñas trabajadoras polinizan nuestros alimentos, así que la próxima vez que sientas calor, recuerda que las abejas también lo están pasando mal, y su salud influye en la nuestra. El cambio climático no solo afecta a las especies, sino también a las relaciones entre ellas. ¡Prepárate para un futuro caluroso y sigue cuidando de nuestras amigas las abejas!

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