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Los combustibles tradicionales, como los derivados del carbón y los derivados del petróleo (gasolina, diesel, etc.) liberan durante la combustión el gas dióxido de carbono, que es tóxico en grandes concentraciones.

Además, incluso cuando no se encuentra en concentraciones importantes, produce lluvia ácida, dañando plantas y afectando la calidad del suelo. Por otro lado, el dióxido de carbono en la atmósfera forma una capa que permite la entrada del calor del sol pero impide su salida, por lo que colabora con el efecto invernadero y el calentamiento del planeta.

Los combustibles alternativos se han posicionado como una pieza clave para disminuir la huella de carbono y, a su vez, no comprometer ni a la movilidad de la sociedad ni a la industria del autotransporte.

De hecho, algunos combustibles llegan a ser incluso más económicos y rentables para las empresas de autotransporte que la gasolina o diésel tradicional. En efecto, los combustibles alternativos se obtienen de fuentes distintas del petróleo, derivados de fuentes renovables, lo que representa un menor impacto en el medio ambiente.

Un gran número de empresarios, gerentes y personas en general, cree que los combustibles alternativos tendrán un papel más importante en los automóviles y camiones del futuro. Este interés se ha visto impulsado por tres consideraciones claves:

  1. Esta clase de combustibles generalmente tienen menores emisiones de vehículos que contribuyen al smog, la contaminación del aire y el calentamiento global.
  2. La mayoría de los combustibles alternativos no provienen de recursos limitados de combustibles fósiles y son sostenibles.
  3. Pueden ayudar a los Estados a ser más independientes energéticamente.

Por esta razón, los combustibles alternativos tienen mucho peso dentro del movimiento contra el calentamiento global que es resultante de la emisión de gases de efecto invernadero.

Los combustibles alternativos son relativamente nuevos y actualmente las tecnologías necesarias para su producción y aprovechamiento están aún en etapas preliminares de desarrollo. Por eso, aunque muchos combustibles alternativos actualmente están siendo utilizados, muchos de ellos siguen requiriendo más energía para su producción que la que se obtiene de combustión, sin embargo, se sigue investigando sus posibles usos ya que se considera que con la tecnología adecuada su rendimiento mejorará.