Cerebros en silicio, un transistor que piensa como nosotros

¡Epa, gente curiosa del STEAM! ¿Listos para una dosis de ciencia que parece sacada de una película de ciencia ficción? Pues agárrense, porque unos cerebritos de la Universidad Northwestern, Boston College y el MIT acaban de sacar a pasear un transistor que tiene al cerebro humano mirándolo con envidia. Imaginen esto: un transistor que no solo procesa información, ¡también la almacena! Sí, como ese amigo que te cuenta un chisme y luego lo guarda para usarlo en el momento justo; estos chicos de la ciencia están tan inspirados en nuestro cerebro que han creado un transistor sináptico que no solo aprende, ¡también hace asociaciones! ¡Qué tal! Pero, ¿qué tiene de especial este transistor en comparación con otros intentos parecidos? Pues, para empezar, no necesita una nevera para funcionar; sí, esos transistores antiguos eran tan frioleros que solo funcionaban a temperaturas criogénicas. Este nuevo chico es como tu abuela, se mantiene estable a temperatura ambiente, ¡y hasta retiene información aunque le corten la luz!

Mark C. Hersam, el jefe de esta fiesta científica, nos dice que los transistores digitales normales son como esos amigos que siempre te mandan mensajes de ida y vuelta: consumen un montón de energía y se colisionan cuando intentan hacer muchas cosas al mismo tiempo. Pero el cerebro, en cambio, tiene un sistema todo en uno y este transistor sináptico, al imitar al cerebro, también puede hacer varias tareas al mismo tiempo sin consumir la energía de una planta nuclear. Para llegar a este invento, los científicos jugaron con una cosa llamada “patrones muaré” y no, no es un plato de comida exótica, es un tipo de diseño geométrico que surge cuando dos patrones se superponen. Imagina poner dos mantas iguales una sobre la otra, y de repente ves un diseño nuevo que no estaba en ninguna de las dos, pues, algo así hicieron con capas superfinas de grafeno y nitruro de boro hexagonal. Giraron y retorcieron esas capas hasta formar el patrón muaré, y boom, ¡transistor inteligente listo para la acción!

En los experimentos, entrenaron a este transistor para reconocer patrones. No solo los reconocía, sino que también hacía asociaciones, como esos juegos en los que te muestran una imagen y debes decir cuál es la siguiente en la secuencia. Este transistor aprendió a identificar patrones similares, incluso cuando le lanzaron bolas curvas con patrones incompletos. ¡Un crack! ¿Por qué tanto asombro con esto? Pues, resulta que en el mundo de la inteligencia artificial, quieren que las máquinas piensen más como nosotros, pero sin el drama, por favor. Los sistemas actuales consumen mucha energía para procesar datos, y estos científicos están buscando maneras más eficientes de hacerlo. Así que, en resumen, tenemos un transistor que no solo piensa, sino que también aprende y hace asociaciones, ¡y encima es ahorrativo de energía! ¿Qué más se puede pedir?

¡Espero que hayan disfrutado de este paseo por la ciencia del futuro! Y recuerden, aunque a veces la ciencia parezca complicada, con un poco de grafeno y un toque de muaré, hasta un transistor puede volverse tan listo como nosotros (o casi). ¡Nos leemos en la próxima!

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