Descifrado cerebral, ¿Dónde se oculta el interruptor del frío?

¡Epa, exploradores del cerebro! Seguro han escuchado ese mito de la rana que salta fuera del agua hirviendo, ¿verdad? Pero ¿qué pasa si calientas el agua poco a poco? ¡Bueno, te llevas una rana cocida para el almuerzo! ¡Locura! Esta historia pegajosa ha inspirado a los genios de la Universidad Northwestern, quienes han desentrañado una ruta cerebral que nos avisa rapidito cuando las cosas se ponen calientes. Marco Gallio, el líder de esta expedición cerebral en Northwestern, nos dice que los animales suelen ser más rápidos para reaccionar ante cambios bruscos que ante transformaciones lentas. Imagina que estás en una fiesta y de repente cambian la música; seguro que volteas la cabeza más rápido que un giro en U de una mosca de la fruta.

Estos científicos curiosos utilizaron moscas de la fruta como sus cobayas (pero sin el pelo), ya que son como nosotros, solo que con alas y antenas. Descubrieron un circuito en el cerebro de estas mosquitas que se activa solo cuando la temperatura cambia rápidamente, preparando a las moscas para un escape estilo Houdini. Ahora, te preguntarás, ¿por qué moscas? Bueno, aparte de que son modelos de investigación súper convenientes, resulta que las moscas tienen 100,000 neuronas, mientras que nosotros andamos por ahí con alrededor de 100 mil millones. Así que, si entienden cómo funciona en una mosca, ¡pueden hacernos entender cómo baila la temperatura en nuestro cerebro! ¿Y qué descubrieron? Que estas moscas son como ninjas del cambio rápido, si les subes la temperatura rápido, ¡hacen un giro de 180 grados para salir corriendo! Pero si es un calentamiento lento, ¡siguen como si nada!

Identificaron un grupo de neuronas en el cerebro de la mosca que se encienden sólo cuando el cambio es rápido, como un destello de luz. Jenna Jouandet, una estudiante de doctorado, nos dice que estas neuronas podrían ser el botón de alarma de las moscas, ayudándoles a prepararse para huir de condiciones térmicas peligrosas. ¡Aquí viene lo más genial! Cuando apagaron experimentalmente esas neuronas, las moscas no escaparon tan rápido. Sí, ¡les quitaron el turbo de la huida! Para entender mejor este asunto, los cerebronautas colaboraron con un profesor de matemáticas aplicadas, William Kath. Juntos, construyeron un modelo de computadora con antenas y ruedas para demostrar cómo agregar una neurona “caliente” podría mejorar la respuesta del bólido. 

Marco Gallio piensa que estos resultados no solo aplican a las moscas, sino que también pueden ser la razón por la que sientes un escalofrío cuando entras a una habitación con una temperatura diferente. ¡Estas neuronas son como las predicciones del clima del cerebro! Así que, ya saben, chicos y chicas, nuestro cerebro tiene su propio radar térmico para esos cambios de último minuto. ¡Vivan las moscas y viva la ciencia! 

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