La fórmula secreta: ¡Lo que cuentas no siempre es lo que vale!

Hey, qué tal, amig@s del STEAM! Hoy vamos a hablar sobre algo tan emocionante como la multiplicación de bacterias. ¡Sí, sí, leíste bien! Estos bichitos diminutos que se reproducen más rápido que conejos en una carrera. Los científicos siempre han tenido una manera de medir cómo crece una población bacteriana, pero aquí viene el chiste, amigos: ¡ese método tenía un defecto enorme! Resulta que solo contaban las células y no medían lo rápido que se multiplicaban o morían esas bacterias. ¡Menudo embudo!

Pero los investigadores del Instituto Max Planck de Microbiología Marina en Bremen decidieron cambiar el juego; agarraron sus microscopios y se fueron a observar una floración primaveral en German Bight, como si estuvieran en un viaje de excursión; allí, se pusieron a analizar cómo se reproducían estas bacterias y desafiaron a los viejos dogmas. Los encargados de la investigación, hicieron todo un show, no sólo contaron las células, ¡sino que también se fijaron en cuántas se estaban dividiendo en ese mismo momento! Así que, calculando con todas las matemáticas del mundo, pudieron averiguar qué bacterias se multiplicaban más rápido en su entorno natural.

Jan Brüwer, uno de los investigadores involucrados, nos cuenta que usaron métodos de última generación para visualizar y contar las células en plena división. Cuando una célula se está dividiendo, tiene que partir su ADN entre sus células hijas. ¡Como una herencia que se divide! Así que los científicos pudieron identificar claramente estas células según cómo estaba distribuido el ADN en ellas. ¡Un juego de detectives microscópicos! Y aquí viene lo más emocionante, los resultados de esta expedición científica nos dejaron a todos sorprendidos, descubrieron que el grupo de bacterias más común en el océano, el SAR11, se multiplicaba casi diez veces más rápido de lo que se pensaba. ¡Eran los velocistas de la división celular! Y no solo eso, las tasas de crecimiento no siempre coincidían con la abundancia de bacterias en el agua. O sea, si se multiplicaban mucho pero no eran muchas, ¡era porque eran víctimas populares de depredadores o virus! Eran como el aperitivo preferido del océano.

Pero eso no es todo, amigos, las bacterias SAR11 se multiplicaban como locas antes de que empezara la proliferación de algas en el Mar del Norte. ¡Como si estuvieran tomando Red Bull directo del océano! pero aún no sabemos de dónde sacan esa energía tan necesaria. Claro, no todas las bacterias se comportaron tan raro como el SAR11, algunas se portaron más o menos como se esperaba. Sus tasas de crecimiento y la cantidad de células se alineaban perfectamente, nada de sorpresas aquí, chicos. Lo importante es que estos resultados nos enseñan un montón de cosas sobre los ciclos de los elementos en el océano. 

Las bacterias más abundantes, las SAR11, son más activas y se multiplican más rápido de lo que imaginábamos. Además, la rotación general de bacterias durante la proliferación de algas es más rápida de lo que creíamos. Este estudio rompedor nos abre las puertas a debates interesantísimos sobre las relaciones ecológicas durante las floraciones primaverales y en el océano en general. ¡No olvidemos que la vida microscópica también tiene su papel protagonista en este gran escenario llamado planeta Tierra!

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