¡Implantes cerebrales que realmente pueden leer pensamientos y convertirlos en palabras!

Los científicos han ideado formas de leer palabras directamente del cerebro; los implantes cerebrales pueden traducir el habla interna en señales externas, lo que permite la comunicación de personas con parálisis u otras enfermedades que les roban la capacidad de hablar o escribir. Los nuevos resultados de dos estudios, presentados en Noviembre del 2022 ofrecen evidencia adicional del extraordinario potencial que tienen los implantes cerebrales para restaurar la comunicación perdida, según neurocientíficos.

Algunas personas que necesitan ayuda para comunicarse actualmente pueden usar dispositivos que requieren pequeños movimientos, como cambios en la mirada, pero esas tareas no son posibles para todos. Entonces, los nuevos estudios se enfocaron en el habla interna, que requiere que una persona no haga nada más que pensar; las señales neuronales asociadas con las palabras se detectan mediante electrodos implantados en el cerebro. Luego, las señales se pueden traducir a texto, que se puede hacer audible mediante programas de computadora que generan voz.

Investigadores pudieron predecir con precisión cuál de las ocho palabras estaba pensando una persona que estaba paralizada debajo del cuello. El hombre era bilingüe y los investigadores pudieron detectar palabras en inglés y español, los electrodos recogieron las señales de las células nerviosas en su corteza parietal posterior, un área del cerebro involucrada en el habla y los movimientos de las manos. Un implante cerebral allí podría eventualmente usarse para controlar dispositivos que también pueden realizar tareas que generalmente se realizan con una mano, dicen neurocientíficos.

Otro enfoque se basó en la ortografía, el participante era un hombre que no había podido hablar durante más de 15 años después de un accidente automovilístico y un derrame cerebral. En el nuevo estudio, el paciente no usó letras; en cambio, intentó decir en silencio palabras clave, como “alfa” para A y “eco” para E. Al encadenar estas letras de código en palabras, el hombre produjo oraciones como “No quiero eso” y “Tienes que estar bromeando”. Cada sesión de ortografía terminaría cuando el hombre intentara apretar su mano, creando así una señal neuronal relacionada con el movimiento que detendría la decodificación, para ser útiles, las técnicas actuales deberán ser más rápidas y precisas.

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