Los cerebros de los científicos, ¿se encogieron un poco después de una estadía en la Antártida?

Socialmente aislado y enfrentado a un paisaje polar persistentemente blanco, un equipo de largo plazo de una estación de investigación antártica vio una parte de su cerebro encogerse durante su estadía, según un pequeño estudio.

La tripulación de ocho científicos e investigadores y un cocinero vivieron y trabajaron en la estación de investigación alemana Neumayer III durante 14 meses, aunque se unieron a otros científicos durante el verano, la tripulación soportó sola la larga oscuridad del invierno polar, cuando las temperaturas pueden caer en picado hasta -50° Celsius y la evacuación es imposible. Ese aislamiento social y el entorno monótono es lo más parecido en la Tierra a lo que puede experimentar un explorador espacial en una misión larga, comentan investigadores.

Los estudios en animales han revelado que condiciones similares pueden dañar el hipocampo, un área del cerebro crucial para la memoria y la navegación, por ejemplo, las ratas aprenden mejor cuando los animales están alojados con compañeros o en un ambiente enriquecido que cuando están solos o en una jaula vacía. Pero se desconoce si esto es cierto para el cerebro de una persona.

Científicos usaron imágenes de resonancia magnética para capturar vistas de los cerebros de los miembros del equipo antes de su estancia polar y después de su regreso. En promedio, un área del hipocampo en el cerebro de la tripulación se redujo en un 7 por ciento durante el transcurso de la expedición, en comparación con personas sanas de la misma edad y sexo que no se quedaron en la estación.

Pero hay buenas razones para creer que este cambio es reversible, si bien el hipocampo es muy vulnerable a factores estresantes como el aislamiento, dice, también responde muy bien a la estimulación que proviene de una vida llena de interacciones sociales y una variedad de paisajes para explorar.