¿Puede existir una molécula que facilita recuperar la memoria?¿Podrá frenar o curar esta enfermedad?

A través de una investigación que brinda un avance aún muy preliminar y se ha realizado en ratones únicamente, investigadores de EE.UU, han encontrado una molécula que rejuvenece los cerebros envejecidos y permite recuperar la memoria. La importancia que brinda dicho estudio está dirigido a buscar nuevas formas de atacar una enfermedad tan devastadora, sin cura y con una incidencia creciente a nivel global: El Alzheimer.

El cerebro humano es una inmensidad de 100.000 millones de neuronas que forman unos 100 billones de conexiones entre sí, lo mejor y lo peor de la mente humana surge de esta materia orgánica de apenas un kilo y medio de peso.

 Al  alzheimer le llaman la epidemia silenciosa porque comienza a matar neuronas unos 20 años antes de que se manifiesten los primeros síntomas, como la pérdida de recuerdos almacenados en las células cerebrales y sus múltiples conexiones, para cuando esto sucede desafortunadamente ya es imposible detener su avance.

Los órganos del cuerpo tienen la capacidad de regenerarse, pero con la edad se empiezan a producir moléculas que entorpecen o anulan esa capacidad. En experimentos se ha demostrado que algo llamado parabiosis (significa “vivir al lado”, coser costado a costado a una rata vieja y otra joven, por ejemplo) basta para recuperar la fuerza en los músculos, el correcto funcionamiento del hígado o revertir la obesidad. Hace unos años, se demostró que los ratones viejos recuperan la memoria y la capacidad cognitiva tras una simple inyección de plasma sanguíneo extraído a ratones jóvenes. Esto probó que por la sangre corren dos tipos de moléculas: unas están en el plasma joven y activan la regeneración de los tejidos y otras están presentes en el plasma de ratones viejos e impiden esa renovación. 

El nuevo estudio ha sustituido el plasma por el líquido cefalorraquídeo, la sustancia transparente e incolora que baña el sistema nervioso y el cerebro e intercambia moléculas con ellos. Los investigadores extrajeron este fluido a ratones de dos meses y medio de edad (equivalente a nueve años humanos) y lo inyectaron en el cerebro a ratones de 18 meses (unos 70 años); después pusieron a prueba la memoria de esos ratones ancianos, que en condiciones normales no son capaces de recordar una sencilla secuencia de eventos: primero se enciende una luz y después sufren una pequeña descarga eléctrica y los  roedores que recibieron el líquido cerebral comenzaron a ponerse alerta al encenderse la bombilla, habían recuperado la memoria.

Los científicos analizaron el cerebro de estos animales y comprobaron que habían comenzado a generarse nuevos oligodendrocitos, un tipo de células que componen la sustancia blanca del cerebro y que sirven de sustento para la sustancia gris donde están las neuronas. Estas células producen proteínas que forman un cable protector para los axones, las prolongaciones con las que se comunican las neuronas

El estudio muestra que la producción de nuevos oligodendrocitos se da en el hipocampo, el epicentro cerebral de la memoria. Y parece haber una biología compartida, pues los investigadores también inyectaron líquido cefalorraquídeo de personas jóvenes a los ratones viejos y registraron un efecto rejuvenecedor similar. En cambio, el mismo fluido de personas mayores reduce la capacidad de regeneración celular.

Sin duda la búsqueda de un tratamiento contra esta enfermedad neurodegenerativa es uno de los objetivos más infernales de la biomedicina.

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