La presión arterial alta durante la mediana edad ¿puede aumentar el riesgo de demencia?

Controlar la presión arterial alta durante la mediana edad puede ayudar a evitar la demencia más adelante en la vida. En un estudio a largo plazo, los investigadores controlaron la presión arterial de miles de participantes cinco veces durante casi tres décadas y luego realizaron pruebas neurológicas. Tener hipertensión entre mediados de los 40 y mediados de los 60 se asoció con un mayor riesgo de demencia más adelante en la vida, en comparación con aquellos con presión arterial normal, informan los investigadores.

Entre los participantes del estudio que tenían hipertensión durante la mediana edad, hubo 3,28 casos de demencia por cada 100 personas por año y entre aquellos con presión arterial normal durante la mediana edad, hubo 1,84 casos por cada 100 personas por año. El estudio también indicó que la presión arterial alta o baja en la vejez aumentaba el riesgo de demencia si una persona tenía hipertensión por primera vez durante la mediana edad. 

Entre las personas con presión arterial normal a partir de la mediana edad, 1,31 de cada 100 personas desarrollaron demencia cada año, halló el equipo. El número de nuevos casos de demencia fue mayor para aquellos con hipertensión a partir de la mediana edad, con 2,83 por cada 100 personas por año, pero el grupo de mayor riesgo primero tenía hipertensión y luego presión arterial baja en edades más avanzadas, con 4,26 casos nuevos por cada 100 personas por año. 

La hipertensión se definió como tener una presión sistólica (cuánta fuerza ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias cuando late el corazón) superior a 140 milímetros de mercurio, con una presión arterial diastólica (la fuerza sobre las paredes de las arterias cuando el corazón descansa) superior a 90. Este era el estándar definición de hipertensión cuando comenzó el estudio, ahora, una lectura de al menos 130 sobre 80 se considera presión arterial alta.

La hipertensión puede dañar los vasos sanguíneos, haciéndolos más rígidos. Investigaciones anteriores sugieren que, cuando los vasos del cerebro están dañados, el órgano no funciona tan bien, posiblemente porque recibe menos oxígeno y nutrientes, luego, más tarde, si la presión arterial es demasiado baja, el flujo sanguíneo reducido puede privar aún más al cerebro. Pero, si se puede reducir la cantidad de disfunción vascular mediante el control de la presión arterial con medicamentos, ejercicio o dieta, es posible retrasar o incluso prevenir la demencia posterior.

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